jueves, 31 de marzo de 2016

La complejidad de la experiencia lectora: Reflexiones de un grupo de lectores adolescentes de cómics


  The Damaged Books Room (Fantagraphics). Jonas Seaman

 
Agradecemos mucho a Lucia por esta entrada sobre su investigación con jóvenes, lectura y comics. Seguramente será de interés para muchos de nuestros lectores. Las más recientes conferencias y exposiciones sobre comics muestran que cada vez más se reconoce su estética y su potencial.
Justamente acaba de inaugurarse una exposición en el Museo Hunterian de la Universidad de Glasgow:
http://www.gla.ac.uk/hunterian/visit/exhibitions/exhibitionprogramme/comicinvention/#/whatisacomic?

EA y LG


Lucia Cedeira Serantes trabaja como Assistant Professor en la Graduate School of Library and Information Science (Queens College, CUNY). En estos meses, su trabajo se concentra en la expansión y publicación de una parte de la tesis dedicada al rol que la materialidad juega en la experiencia lectora. Sus próximos proyectos se enfocarán en la relación entre “no lectores” y lectura: las maneras en que nociones y prácticas adheridas a la experiencia lectora se comunican y perpetúan en la sociedad y cómo los “no lectores” modifican o rechazan estas nociones como parte del desarrollo de su identidad.

 

Después de un año en mi programa de doctorado, el tema que me había animado a comenzar estos estudios no resultó lo suficientemente motivante. No era ni seré la última estudiante que pasa por esa experiencia. Con algo de ansiedad y mucha ilusión comencé la búsqueda de un nuevo tema que llegó después de mucha lectura, paciencia y consejos de mis tutoras de tesis. Mi interés por la experiencia lectora, y por los lectores de cómics en particular, surgió a partir de varios proyectos de trabajo, de los cuales algunos llegué a publicar (Cedeira Serantes, 2013) y otros se quedaron en ese tintero invisible que tenemos los académicos— la carpeta real o virtual de Ideas que todos acumulamos.

¿Por qué los cómics y sus lectores merecen nuestra atención? Simplemente me pareció que detrás de las experiencias lectoras de estos jóvenes interesados en cómics (webcomics, novelas gráficas, manga, etc…) había una complejidad y riqueza que no encontraba en las investigaciones de Comunicación (centradas en las experiencias de los fans) y en los trabajos publicados en Biblioteconomía y Educación (centradas en lectores con dificultades lectoras y lectores visuales).

Tradicionalmente, los cómics han sido un material de gran interés para los jóvenes a pesar de que los adultos, desde la familia e instituciones culturales y educativas, los han menospreciado. En general, la investigación sobre cómics sigue dos caminos: 1) el análisis literario, lingüístico o estético de los textos, sobre todo para decidir o justificar su status como literatura “de calidad”; 2) los cómics como texto/producto que es clave en las actividades y experiencias de las comunidades de fans. Mi objetivo con este trabajo doctoral era promover un cambio de perspectiva en las investigaciones sobre la lectura de cómics. La pregunta que orientó mi interés fue la siguiente: cómo los lectores construyen y entienden su experiencia lectora, especialmente cuando el cómic es un material de lectura, y lo que este proceso revela sobre sus identidades lectoras y los contextos sociales de esta experiencia.  Mi intención era alejarme de las investigaciones centradas en fans y consumismo y en el análisis estético o literario y centrarme en los lectores y la experiencia lectora. Este enfoque resalta mis influencias académicas: investigadores como Radway (1991) que inspiró mi interés en grupos de lectores ignorados; Mackey (2011) y Ross, McKechnie y Rothbauer (2006) quienes ayudaron a materializar este proyecto; y Gemma Lluch y Fuller y Rehberg Sedo (2013) quienes continúan ampliando mis horizontes académicos.

Antes de continuar he de hacer una pequeña confesión. Mi propia historia personal como lectora de cómics me ayudó a reconocer que existía la posibilidad de que la experiencia lectora de cómic no fuese tan simple como la veía reflejada en muchas investigaciones. Nací en España y en mi infancia leía tiras e historietas como 13, Rue del Percebe de Francisco Ibañez, Astérix de Goscinny y Uderzo, y El Capitán Trueno de Mora y Ambrós. Ya adolescente, el tebeo americano invadió mi imaginario y la Patrulla X se convirtió en una de mis lecturas favoritas. En la universidad mi interés por los cómics disminuyó y El Víbora fue la única superviviente de esta criba cultural hasta que redescubrí los cómics durante mis estudios de biblioteconomía en Pittsburgh. Supongo que nada mejor que Maus de Art Spiegelman para hacer resurgir este interés. Mi vida lectora mezcla géneros, orígenes y formatos y se convirtió en un ejemplo (evidentemente anecdótico) de la diversidad del medio así como de los elementos que pueden afectar el desarrollo del interés por la lectura de cómic.

Una de las claves en el desarrollo de este estudio era mantener las voces de los lectores en el centro de la investigación y de la comunicación de los resultados. Una metodología fenomenológica-hermenéutica (Cohen, Kahen y Steeves 2000; Kvale y Brinkmann 2009) permitió que la riqueza y los múltiples aspectos de la experiencia lectora emergieran de inmediato. El grupo de participantes incluía diecisiete jóvenes, de entre dieciséis y veinticuatro años, nueve chicos y ocho chicas. En este grupo estaban representadas diferentes experiencias lectoras, algunos llevaban leyendo cómics sólo un año y otros desde su niñez. Para lograr esta diversidad en experiencias lectoras, el reclutamiento de participantes se realizó en tiendas de cómics, en bibliotecas públicas, y en una universidad.

Las consideraciones, experiencias y procesos que surgieron de estas entrevistas demuestran que la lectura de cómics es una práctica sofisticada con elementos característicos únicos y además presenta a este grupo de lectores como reflexivos, comprometidos y concienzudos. Igualmente, de estas conversaciones se intuye que la experiencia lectora necesita ser contextualizada (situated), requiriendo del investigador el estudio de cómo afecta a la identidad lectora (reader-self) y viceversa, así como el/los contexto/s social/es donde la experiencia tiene lugar. Esta complejidad ya se reflejaba en la riqueza y multiplicidad de perspectivas que surgían durante las entrevistas. Pero para poder trabajar con esta información, a veces la tentación era intentar simplificarla: separar lo que mis lectores describían como una experiencia unificada en compartimentos que, como investigadora, me serían más sencillos de analizar y comunicar. Conseguí superar esta tentación trabajando con una representación visual, que no un modelo, que mostraba lo que identifiqué como las cuatro dimensiones de la experiencia lectora pero al mismo tiempo mantenía una unidad compleja presente y visible: 1) la construcción de la identidad lectora (reader-self); 2) el importante rol que juega la materialidad de las cómics (comics form and format); 3) las instituciones que contextualizan la lectura de cómics (institutions); 4) la singular relación que tienen las estructuras temporales aceleradas que caracterizan la sociedad contemporánea y la lectura de cómics (time).

 


 

Lucia Cedeira Serantes


Esta representación visual no es tan clara como debería ya que responde más a un borrador de uso personal que a un modelo para la comunicación académica, pero sirvió a la perfección para evidenciar  que las cuatro dimensiones trabajan al unísono  y así reflejar la complejidad que los participantes en el estudio compartieron conmigo. La primera dimensión, la identidad lectora, trata de explorar cómo ésta se construye individual y colectivamente, sobre todo cuando se considera la importancia de la comunidad comiquera. El género de los lectores así como las experiencias lectoras satisfactorias e insatisfactorias también influyen en la evolución de esta identidad. La importancia de la materialidad se hace notar desde el momento en que son los propios participantes los que la incluyen en nuestras conversaciones. Esta inclusión apunta a la necesidad de investigar cómo el cambio de formatos y materiales puede transformar nuestra relación con la experiencia lectora y con lo que elegimos para leer. Así pues, los participantes reflexionaron y compartieron las características del formato impreso y la lectura en papel y lo que éstas permiten y posibilitan (incluso en sus limitaciones) en comparación con formatos digitales. La tercera dimensión invita a considerar la importancia de las instituciones y estructuras que rodean e influyen en la experiencia lectora, entre ellas la industria de los cómics así como las instituciones culturales y educativas como bibliotecas, escuelas o universidades. De manera directa e indirecta, en estos espacios la lectura de cómics se introduce, se apoya, o se menosprecia. Finalmente, la cuarta dimensión se centra en las estructuras temporales que rodean a los lectores y se centra en cómo éstos definen las cómics como textos complejos que con fluidez se adaptan a unos requerimientos temporales de escasez, aceleración, velocidad, e instantaneidad pero al mismo tiempo los lectores aprecian que el lenguaje de las cómics apoya la creación de momentos para la contemplación (Cedeira Serantes, forthcoming 2016).

La información que aflora de las experiencias y las reflexiones de los participantes en este estudio desafían profundamente los lugares comunes y estereotipos compartidos sobre las prácticas lectoras de un grupo tradicionalmente menospreciado. Los posts anteriores de Erin Spring y Carolina González evidencian que la investigación sobre lectura y jóvenes lectores está en un momento expansivo en que busca sumergirse en la búsqueda del significado y la relevancia de las prácticas lectoras así como en el rol de “nuevos formatos” como los cómics. Mis lectores compartieron unas experiencias y consideraciones que ayudan en esta expansión de nuestro conocimiento sobre las prácticas lectoras de los jóvenes. La complejidad que revelan y comparten también sustenta la urgente necesidad de introducir los cómics en bibliotecas y otras instituciones culturales y académicas.

Referencias:

Cedeira Serantes, L. 2013. Misfits, loners, immature students, reluctant readers: Librarianship participates in the construction of teen comics readers. In Transforming young adult services: A reader for our age, edited by Anthony Bernier, 115-135. New York: Neal-Schuman.

Cedeira Serantes, L. forthcoming 2016. When comics set the pace: The experience of time and the reading of comics. In Plotting the Reading Experience: Theory, Practice, Politics, edited by Lynne Mckechnie, Paulette Rothbauer, Knut Oterholm, and Kjell Ivar Skjerdingstad. Waterloo, Ontario Wilfrid Laurier University Press.

Cohen, M. Z., David L. Kahn, and Richard H. Steeves. 2000. Hermeneutic Phenomenological Research: A Practical Guide for Nurse Researchers. Thousand Oaks, Calif.; London; New Delhi: Sage.

Fuller, D., and DeNel Rehberg Sedo. 2013. Reading beyond the Book: The Social Practices of Contemporary Literary Culture. New York: Routledge.

Kvale, S., and S. Brinkmann. 2009. InterViews: Learning the Craft of Qualitative Research Interviewing. Thousand Oaks, CA: Sage.

Mackey, M. 2011. Narrative Pleasures in Young Adult Novels, Films, and Video Games. Houndmills: Palgrave Macmillan.

Radway, J. A. 1991. Reading the Romance : Women, Patriarchy, and Popular Literature. Chapel Hill: University of North Carolina Press.

Ross, C. S., McKechnie, L., and P. M. Rothbauer. 2006. Reading Matters: What the Research Reveals about Reading, Libraries, and Community. Westport, CT: Libraries Unlimited

No hay comentarios:

Publicar un comentario