sábado, 25 de julio de 2015

Carta a un/a joven lector/a


 
De parte de Evelyn:

Esta entrada está dedicada a los jóvenes que participaron en los talleres de lectura durante el proyecto de investigación en México –algunos de ellos también lectores de este blog. La mayoría terminan ahora su etapa de educación secundaria y pasan a la escuela preparatoria. Algunos nos dijeron que quieren seguir sus estudios en la universidad y ya se estaban informando sobre las distintas posibilidades; incluso una joven dejaba su pueblo para hacer la ‘prepa’ en la Ciudad de México y así poder aplicar a la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Por medio de esta entrada, queremos agradecerles a todos de nuevo por participar en las lecturas y las actividades y por compartir con nosotros un poco de su vida lectora. Siempre estuvimos conscientes de que, a pesar de que la lectura es fundamentalmente una práctica social, el acto de leer es un acto íntimo y por medio de nuestras preguntas infringimos un poco esa intimidad. Sin embargo, nuestra intención fue hacerlo con respeto y aprecio y nos conmueve el que hayan compartido tanto lagrimas como risas (¡y uno que otro chiste colorado!) con nosotros. Aprendimos mucho sobre lo que buscan en una lectura, sobre lo que esperan de un relato, sobre su forma de relacionarse con los personajes, sobre la manera en que interpretan imágenes y palabras, sobre lo que significa para ellos el uso de las nuevas tecnologías digitales para la lectura y también sobre sus tristezas, miedos, ansiedades, logros y sueños.

Aprovechamos, entonces, esta entrada para desearles lo mejor para su futuro.

Esperamos que este taller les haya servido de algo. Nos animan las palabras de los estudiantes en su evaluación al final del proyecto:

Maribel: Lo que más me gustó del taller pues fueron todas esas pláticas que tuvimos… era muy divertido venir a hablar de cosas que no puedo hablar con todos mis compañeros, porque pues nos tachan de loca…

Mario: Es que no es común hablar de la lectura con los compañeros.

Natalia: … te sentiste como con la confianza de hablar con todos y todos pues compartían lo que sentían y cuando tú sentías algo diferente que los demás pues te ponías a reflexionar...

También contagiaron a otros compañeros con su entusiasmo:

Edgardo: … tenemos un compañero que se llama Carlos, y nos lo pidió ese libro prestado porque también a él le interesó. El no lee para nada, no lee para nada y con ese libro empezó a leer. Empezó la lectura y le gustó mucho ese libro.

Pero los jóvenes participantes no solamente son lectores: algunos también nos compartieron que escriben poemas, cuentos y hasta novelas. Uno de los jóvenes nos habló sobre la  poesía que escribe y como ésta lo llevo a entender mejor a los demás y a sí mismo también:  

Yo un día hice un poema, estaba muy triste ese día. Un compañero del salón agarro mi libreta y se puso a leerlo. Dijo que él sentía casi lo mismo que plasmé en ese poema y en ese momento pensé, ‘lo que yo siento, otras personas lo sienten’, pero a veces nos cuesta trabajo expresar lo que sentimos.

Esta es una importante motivación para seguir escribiendo y esperamos que tanto él como los demás continúen con estas actividades creativas, ¡quizá algún día nos encontremos en otro taller, con otros jóvenes, leyendo sus obras publicadas! Pensando en estas y otras palabras compartidas, Laura y yo recordamos las cartas escritas ‘a un joven poeta’ por el escritor alemán, Rainer María Rilke, y queremos dejarlos con algunas palabras inspiradas por este gran poeta.

De parte de Laura:

Cuando somos jóvenes escuchamos muchos consejos y recomendaciones, es la época en la que personas adultas que están a nuestro alrededor, sobre todo familiares y profesores, desean compartirnos sus experiencias y que aprendamos de sus errores. Un objetivo que no siempre se cumple, pero los buenos deseos permanecen, las palabras están ahí para representar el interés o el afecto de los demás. A veces, cuando enfrentamos un problema, uno recuerda lo que nos decía la abuela, la madre o una buena subdirectora. A veces, esas palabras llegan hasta nuestro corazón para cambiar nuestra manera de ver el mundo o detienen nuestros pasos y nos hacen pensar en nosotros mismos y lo que realmente queremos para nuestra existencia. A veces, esas palabras se guardan con afecto y volvemos a ellas para compartirlas con los demás.

Así, cuando nosotras éramos jóvenes, leímos unas cartas que nos conmovieron e iluminaron, Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke, mismas que ahora nos inspiran para hablarles a ustedes, lectores vitales de historias, pensamientos, noticias y poemas; espíritus inquietos que pueblan el mundo de esfuerzo y trabajo, de sueños y fiestas, de amigos y soledades. A ustedes, que transitan por las calles desentrañando los signos que los demás transmiten, jóvenes que nos acompañaron en tardes calurosas o mañanas tibias, quienes miraban los libros con ojos de asombro, inquietud y anhelo, a quienes hubiéramos querido conocer más y mejor, a quienes escuchamos, con quienes hablamos, a quienes recordaremos con afecto.

La lectura queridos y queridas jóvenes no es un hábito o un placer sencillo, ya lo saben, nos pide complicidad, debemos penetrarnos del ambiente, escuchar las voces y atender al narrador para vivir en los zapatos del otro las batallas, el amor, la duda o la traición que destilan las novelas de aventuras, lugar del refugio de lo que nos rodea, donde nuestros corazones laten de manera presurosa, llenos de anhelo o angustia. Habrá algunos que quieran detener nuestra lectura, que no comprendan el peligro que corremos junto con los protagonistas, ellos quizá tenderán lazos de distracción o de enojo y tendremos que esperar, el mundo del relato se suspenderá hasta la siguiente etapa de soledad compartida solo con el texto, en ese momento volverán los recuerdos de lo leído y seguiremos esas vidas paralelas que, sin embargo, enriquecen la nuestra.

El gusto por la lectura es algo que se contagia pero no es algo que se imponga, y es muy divertido encontrar a otra persona que comparte nuestro deleite o que ha leído los mismos libros. No decaigan, cuando no tengan con quien hablar de sus textos, pueden contar con sus palabras esa historia, revivirla para el otro, dejar que la chispa encendida de la alegría se traslade a otro corazón.

Los libros están ahí, hay muchos lugares para ellos, no se detengan, hay librerías virtuales, libros de segunda mano, bibliotecas a las que vale la pena viajar para conocer, hay libros en casa del vecino o de un familiar, en la nueva escuela a la que algunos irán, en la calle, en las librerías. Hay libros para todos los gustos, y hay libros que aguardan ser escritos, poemas que quieren nacer para expresar sus ideas, sentimientos o deseos, hay relatos que los proyectan o sueños que pueden escribir.


Así como los jóvenes participantes seguirán su camino, este blog seguirá el suyo, por lo menos hasta fines de 2015. Nos anima el número de visitas que el blog ha tenido (entre los dos sitios, español e inglés, casi 4000, con lectores desde Uruguay y Canadá, hasta Ucrania y Australia). Hablaremos más sobre el análisis y los resultados de la investigación y vamos a incluir a varios invitados que nos han prometido entradas sobre las prácticas de jóvenes lectores en Canadá y Líbano y sobre la respuesta de adolescentes mexicanos ante una lectura sobre migración, entre otros temas.

Por lo pronto, les deseamos a nuestros lectores un buen verano y nos tomamos unas merecidas vacaciones hasta fines de agosto cuando aparecerá la siguiente entrada.

Evelyn y Laura