viernes, 16 de enero de 2015

De palabras, imágenes y lecturas: una aproximación creativa a la novela gráfica



La novela gráfica es un género artístico muy actual que atrapa la atención de lectores de todas las edades y en todos los países; una de sus grandes riquezas es que apela al lector contemporáneo acostumbrado a la lectura híbrida de imágenes y palabras por medio de una especial interpenetración, la cual demanda una decodificación activa y creativa. Los contenidos de las novelas gráficas responden a las condiciones sociales, políticas y artísticas de nuestro mundo actual, hablan de nuestras problemáticas, de nuestras búsquedas y deseos.  Han dejado de lado el formato simple y fácil, ahora se caracterizan por la complejidad en su construcción estética y el lector debe estar dispuesto para realizar una aproximación lúdica, subversiva e irreverente.

Ciertamente, cada receptor tiene una especial competencia lectora que depende en gran medida de su repertorio de lecturas previas y de su experiencia de vida, por lo que varía en cada individuo.  Los jóvenes participantes en el proyecto, en general, habían leído cómics y fotonovelas, formas populares de la narrativa gráfica que favorecieron su comprensión de Justicia divina, la novela gráfica de F.G. Haghenbeck (misma que ya reseñamos en las primeras entradas de este blog). Asimismo, su experiencia de vida les permitió entender las alusiones a algunas de las leyendas y personajes históricos que aparecen en el texto. La presencia inmediata de imágenes fuertes y enigmaticas, creó una primera impresión favorable y entusiasta que culminó en una lectura fluida y gozosa, a pesar de la complejidad del formato de la obra y de su carácter irónico, a veces sarcástico.
El refinamiento estético y discursivo de la novela gráfica, tal como lo muestra Justicia divina, le permite al lector interactuar a la vez con el código visual y el código escrito. Este proceso implica interpretar y comprender la interdependencia entre ambos y, aunque no se sea experto y no se esté plenamente consciente de ello, se pueden apreciar los efectos estéticos de esta relación y entrar en la dinámica que ésta requiere.
Partiendo de la noción de que la lectura es una interacción entre el lector y el texto, nos interesaba especialmente explorar la manera en que los lectores se deslizan de lo verbal a lo visual.  En Justicia divina la acción tiene varios saltos temporales, cambios de personajes y de formatos por lo cual queríamos ver cómo se subvierten la formas tradicionales de lectura. Por otro lado, nos preguntamos acerca de cómo la presencia de un narrador intradiegético protagonista que introduce sus pensamientos a lo largo de narración, podría favorecer la complicidad de lector.
Tomando en cuenta lo anterior, y para ir más allá de la respuesta oral, quisimos crear una actividad que podría ayudar a entender las formas en que un texto híbrido como Justicia divina, es aprehendido por los jóvenes. Sin embargo, nos encontramos con algunos aspectos que era importante considerar: por un lado, una actividad que incluyese únicamente texto sería insuficiente pues dejaría de lado el valor fundamental de la imagen en la novela gráfica. Por otro lado, un ejercicio dedicado exclusivamente a la imagen, enfrentaría a los lectores a la posible dificultad de dibujar y con ello, a limitar su capacidad expresiva. Por ello, decidimos llevar cabo una actividad donde tanto la palabra como la imagen fuesen herramientas de expresión.
Tomamos tres personajes, el Coco, la Llorona y el Monje Loco, quienes habían sido motivo de gran interés y risa por parte de los lectores.  En el apartado “Epílogo. El misterio de la revista (continuación)”, la historia de estos personajes posee un final abierto que permite a los lectores especular sobre su destino o incluso imaginar una narración independiente de la obra. Así pues, montamos un escenario imaginario: un quiosco (que podría incluso estar situado en una de las comunidades donde se encuentran las escuelas de los alumnos) donde se llevaría a cabo la acción. El dibujo, impreso en tabloides, permitiría colocar a los personajes, también previamente dibujados, en este espacio y, una vez colocados, los jóvenes escribirían los diálogos y armarían un escena creada por ellos.
Esta actividad les ofreció la oportunidad de interactuar de manera creativa con el código visual y el código escrito y, sobre todo, desarrollar textos alternativos producto de su imaginación a través del juego y el humor. La mayoría de los participantes incluso agregó palabras “groseras” e interjecciones divertidas, disfrutando de la oportunidad que el taller y la lectura les ofrecía para subvertir el lenguaje formal de los textos escolares.

Una muestra de esta actividad es la escena creada por una de las jóvenes participantes. En ésta aparece Víctor (dibujado y agregado por su propia iniciativa) reunido con los espectros; en la escena, se remite al gusto de los fantasmas por leer revistas y también al tema del miedo.  Es interesante mencionar que la forma de lectura propuesta por esta jóven no es la usual, ya que comienza con las palabras de Víctor, a la extrema derecha y parece fluir hacia la izquierda, para terminar con las palabras entusiasmadas del Monje Loco. Los tres espectros están situados cerca el uno del otro y Victor se viene acercando a ellos. El breve diálogo que mantienen los personajes, se presenta como la charla de un grupo amigos que se apoyan entre sí, otorgándole a la narración de un carácter afable y fraternal.
A través de esta actividad, los lectores reconstruyeron la atmósfera de la obra y crearon su propia escena por medio del mismo lenguaje iconotextual de la lectura. De esta manera, la experiencia creativa se transformó en una forma de conocer. Este ejercicio nos permitió observar que los lectores lograron activar su competencia multimodal, es decir, la capacidad de seleccionar, activar, conectar e interrelacionar habilidades, actitudes y conocimientos necesarios para la recepción de un texto construido con diferentes códigos y medios y, por consiguiente, para la elaboración de significados desde una perspectiva integradora para así efectuar una lectura más profunda y enriquecedora.

Carolina González

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